Las siguientes palabras de Ribera dieron lugar a la leyenda que reseñamos: " Era extrañamente amiga de buen entendimiento, Fuera del llamamiento de Dios, lo que más sin comparación miraba en las que había de recibir, aunque fuesen freilas (*), era el entendimiento que tenían. Los que conocían su santidad y cuán amiga era de la oración, procuraban alabarla mucho en las que traían, la devoción de ellas y el ejercicio que tenían de oración; porque por aquí pensaban que la habían de ganar la voluntad, para que las recibiese. Y ella hacía tan poco caso de eso, que todo se le iba en informarse del entendimiento que tenían. Yo fui uno de esos, y maravillándome de ello le pregunté la causa, y díjome: " Padre: la devoción acá se la dará nuestro Señor, y la oración acá se le enseñará...; pero si no tienen buen entendimiento no se le darán acá. Y fuera de esto, una monja devota y sierva de Dios, si no tiene entendimiento, no es más que para sí; si tiene entendimiento, aprovéchame para gobernar a otras y para todos los oficios que son menester". También daba otra causa: que "la que tiene mal entendimiento, ni cae en las faltas que tiene ni las sabe conocer, aunque se las avisen y siempre piensa que acierta, y no hay quien la saque de allí ni la haga rendir a su juicio" (1)
(*) Freila: monja profesa exenta de coro, que sirve a la comunidad en los trabajos caseros.
(1) F. Ribera, La vida de la M. Teresa, 1. 4, c.24 Es lo mismo que la propia Santa escribe en Cam. E. 21, 2-4; C-V 14, 2-4
La Herencia Teresiana
Fr. Efrén J. M. Montalva
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