domingo, 20 de junio de 2010

SI NO HUBIESE POESÍA

Dícese que la Santa solía repetir:  La vida sería insufrible, si no hubiese poesía.

Así mencionaba esta leyenda el filósofo Maritain:  "Santa Teresa de Ávila solía decir que, aun para los contemplativos, la vida sería insoportable si no hubiese poesía." (1)

Aunque los versos de Santa Teresa,más que poesía, son efusiva expresión de sentimientos para unir a las hermanas en la alegría por la música y la copla, es cierto que todos los acontecimientos solía sazonarlos con oportunas coplas, ya los caminos, ya los nuevos vestidos y cilicios de las monjas, las velaciones, las Navidades, las rogativas, la memoria de los santos.  Siempre con temple de jolgorio y piedad.

Así se cuenta, y esta vez es historia, que dando la Santa a Inés de Jesús ciertas coplas para que las copiase, "pareciéndole a esta testigo que eran un poco impertinentes para persona tan grave y pensándolo en sí, llegó la Madre a la puerta de la celda de esta testigo y entró diciéndola con su buena gracia:
*Todo es menester para pasar esta vida, no se espante"  (2)

(1) Otilio, 1, c.22
(2) Inés de Jesús, Proc. Segovia, 1595, a.10.
La Herencia Teresiana
P.Fr. Efrén J. M. Montalva



domingo, 6 de junio de 2010

QUITAR LAS OCASIONES

"Todas son mozas: y créame, padre mío, que lo más siguro es que no traten con frailes. Ninguna otra cosa he tanto miedo en estos monesterios como ésto, porque aunque ahora es todo santo, sé en lo que verná a parar si no se remedia desde luego."

La razón fundamental no era el sexo, sino la "ocasión". Dado el instinto erótico que subsiste en todo trato heterosexual y mientras no conste que se ha extinguido el erotismo por la madurez o plenitud de amor espiritual, el evitar ocasiones es uno de los extremos favoritos de Sta. Teresa, hasta el punto de hacer pensar que tenía más malicia de la que cabe en su estado. Ella reprochaba a Gracián su angelismo, y escribía: "El tiempo quitará a v.p. un poco de la llaneza que tiene, que cierto entiendo es de santo; las que son ruínes y maliciosas, como yo, querrían quitar ocasiones".  Y en la Visita de descalzas, que para Gracián era el manual, advertía también: "Es bien quitar las ocasiones y no se fiar de la santidad que viere, por mucha que sea; porque no se sabe lo por venir y ansí es menester pensar todo mal que podría suceder para, como digo, quitar las ocasiones, en especial los locutorios...".  Insiste sobre todo al tratar de los confesores: "Hemos de mirar los tiempos por venir, pues ya hay tanta espiriencia, y quitar las ocasiones".  No se trata precisamente de riesgos eróticos, sino de exclusivismos y celotipias inherentes a la vida común entre mujeres.

La herencia teresiana
Fray P. Efrén J. M. Montalva