domingo, 16 de octubre de 2011

Evangelio Misionero del día 15 de octubre - SANTA TERESA DE JESÚS DOCTORA DE LA IGLESIA

 Jesús dijo a sus discípulos:


Les aseguro que aquél que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres no será reconocido ante los ángeles de Dios.
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir.

Compartiendo la Palabra
Por Conrado Bueno, cmf

Teresa, sencilla y doctora

Hemos abandonado la lectura continua para recalar en la lectura propia de Santa Teresa. Maliciosamente, he comprobado que otras mujeres, “Doctoras de la Iglesia”, tienen en su fiesta este mismo texto evangélico.

Texto que, curiosamente, no aparece ni siquiera en la lista de evangelios para el “Común de doctores”. ¿Es que sólo las mujeres son las “sencillas”? ¿Por qué no decir de ellas, como de los doctores varones, que son “luz del mundo y sal de la tierra”? Esta observación parece dar la razón al que afirmó: “Fémina inquieta y andariega… enseñando, como maestra, contra lo que San Pablo enseñó mandando que las mujeres no enseñasen” (El nuncio Felipe Sega, 1577). Quede sólo en anécdota curiosa. Menos mal que en su estatua de la Basílica de San Pedro se lee esta inscripción: “Madre de espirituales”. Por eso, un hombre bueno e inteligente, en 1970, la declaró doctora de la Iglesia.

Esta observación nada quita a este texto evangélico tan bello. Podemos distinguir tres tiempos. Comienza en tono de oración al Padre, igual que en el momento sublime de la Última Cena. Jesús se arranca con una acción de gracias al Padre por la actitud de los sencillos de corazón, capaces de abrirse y comprender el don de Dios. Y Dios se revela a los humildes; nos descubre su misterio, su intimidad: El Padre ama y conoce al Hijo, y el Hijo conoce y ama al Padre. Y Jesús, el Hijo, nos descubre al Padre del cielo. Cómo resuena aquí el evangelio de San Juan: “El Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas”. Desde esta intimidad queda clara la invitación de Jesús: “Venid a mí”. Pongamos rostro y voz a esta invitación del Señor: “Venid a mí”. No hacía falta, pero nos explica la razón: seguir a Jesús es exigente, pero no agobiante; su yugo es suave y su carga ligera. Qué lejos y diferente de los fariseos que echaban fardos pesados, llenos de preceptos inútiles, sobre las espaldas de la gente.

Que el Señor nos haga sencillos de corazón. Así, vacíos de nosotros mismos, nos llenará de la intimidad de su misterio divino. “Quien a Dios tiene nada le falta”, nos recuerda Teresa, la religiosa carmelita. Seguir a Jesús resulta grato, porque a las exigencias del Reino las dulcifica el amor. Y, si alguna vez nos despistamos, pronto sentiremos la voz suave del Maestro: “Venid a mí”.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

He tomado este texto, sin permiso pero con mucho amor y agradecimiento del Blog CAMINO MISIONERO.

sábado, 15 de octubre de 2011

SOLEMNIDAD DE SANTA TERESA DE JESÚS

Hoy me siento poeta y le he escrito estas humildes líneas a Santa Madre:





"Vengo vestida de fiesta,

mi corazón en la flor.

¡Bendita Madre, TERESA!

siguiendo tus pasos santos

he de llegar al AMOR !!!!"

lunes, 10 de octubre de 2011

CON EL FIN DE VIVIR



Propiedad de mi querida amiga Gaby Quintana, quien generosamente me lo envió.
MariCris de Jesús

martes, 4 de octubre de 2011

A 429 AÑOS DE TU CRUCE DEL ARCO IRIS



Querida y admirada Santa Madre, desde este lejano tiempo, ésta, tu hija no pensada, celebra con alegría el camino hacia el Amado que emprendiste hace tantos años.
¡Dichosa Tú que contemplas su Divino Rostro, al fin sin velos!!! 


MariCris de Jesús, ocds