jueves, 28 de marzo de 2013

MI ORACIÓN DEL JUEVES SANTO

Señor Jesús
Tú oraste por Ti y oraste por todos los que estaban unidos a ti.
Permíteme unir mis oración a la tuya.

"Padre, que sean uno contigo, 
como Tú eres uno con tu Hijo, 
como eres uno con todos tus hijos.
Que aquellos a quienes yo amo 
sean santificados en la verdad, 
que sean santificados con la luz.



que vean toda la claridad y toda la gloria
que Tú das a tu Hijo, que Tú das a todos.

Ésto es lo que pido para ellos,
Ésta es la oración que yo hago por ellos.
La oración de la unión; 
la oración de la unidad.

Señor Jesús
yo hago mía tu plegaria,
haz Tú la mía tuya, y hazla eficaz.
Llévala hasta el seno de la 
Trinidad Santísima
e inscríbela en los designios de Dios
como uno de tus deseos.


Yo quisiera compartir todos tus deseos,
toma Tú los míos y hazlos tuyos.
Hazlos no solamente eficaces, sino grandes
y extensos como los tuyos.
Es posible que yo no sepa todo lo suficiente;
Tú quieres más. Tú quieres más y mejor.

Haz que mis deseos no tengan 
sólo la medida de mi flaco amor.
Hazlos Tú a la medida de tu Amor,
para todos aquellos que amo. Amén"



V. P. María-Eugenio del Niño Jesús, Carmelita Descalzo



lunes, 11 de marzo de 2013

Andar remendada

Para quien quería seguir de verdad "el llamamiento", el vivir en pobreza era también una exigencia íntima. De la pobreza, había escrito Teresa, que "trae una honraza consigo que no hay quien la sufra." Y basta un dicho de los Procesos para ver que no se quedó nunca en el terreno de la teoría.

María de San Francisco, nos dice que de ordinario "traía muy pobres vestidos y remendados, y siempre los trocaba con sus hijas, y las tocas, con color de que vendría mejor el hábito ajeno, y se echaba de ver que era por no tener ni aun un hábito propio". 




Ella misma escribió en carta a su hermano, agradeciéndole unos dineros: "porque para una monjuela como yo, que ya tengo bastante por honra, gloria a Dios, andar remendada, bastaban (los dineros) que habían traído" (Cta 2, 2) 

Y esto de ir remendada no era un simple modo de decir, sino una realidad.  Nos cuenta su sobrina Beatriz, que estando el Alba, no podía llevar en paciencia que su tía fuera remendada. El caso es que yendo un día, a ver a la duquesa de Alba, "y yendo consigo esta testigo, que era seglar, se afrentaba de ir con ella por verla tan remendada. Y la Madre se reía mucho de ver cómo se afrentaba la sobrina en su compañía".

Anécdotas Teresianas
Alfonso Ruiz


miércoles, 6 de marzo de 2013

No era poca ganancia estar en la cocina

Al principio, hacían todas las religiosas el oficio de cocina por semanas (en el monasterio de San José de Ávila)(1).  Por cierto que todas las monjas  deseaban que la santa fuera cocinera de semana, porque no sólo lo hacía bien, sino que pasaba sus buenos ratos pensando que haría "para que, siendo uno, parezcan dos los huevos, o cómo hará el caldo que resulte diferente del de la víspera". Y aquella semana, dice Ribera, era la casa bien proveída. Porque, decía ella, condescendía Dios con su deseo, que cómo le tenía de darles bien de comer, le enviaba con qué lo hiciese. Ansí no era poca ganancia andar ella en la cocina, aún para lo corporal.



P. Fco. de Ribera, S.J. - IV, 16
(1) Agregado por MariCris de Jesús, ocds