jueves, 3 de septiembre de 2009

Alfarero Divino



El blando barro toma el alfarero

en sus manos, el barro de la tierra.

La exacta imagen que en su mente encierra

existencia tendrá, al fin postrero.


Maleable en los dedos del obrero,

no sabe resistirle, hacerle guerra.

A los ritmos del torno no se cierra,

se abre, dócil, al ideal primero.


Toma mi voluntad, Rey Soberano

Alfarero divino, ten mi barro.

De tus dedos de artista, de tu mano

vaso humilde saldrá, bien bello jarro.


Dúctil yo, no será el trabajo vano.

¡Oh, mi timbre de honor ser tu cacharro!


Antonio Márquez Fernández

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