miércoles, 17 de febrero de 2010

PÁGINAS EN BLANCO


Páginas en blanco del Libro de Las Moradas, aparecían de pronto escritas sin saber cómo.

Hay varias testigos que la vieron escribir vertiginosamente; pero no sé por qué llegaron a verla, unas escribiendo a oscuras sin más luz que la que irradiaba de la cabeza, y otras, que estando el papel en blanco aparecía de pronto lleno. He aquí algunos relatos: Dijo Ana de la Encarnación: "Una noche, escribiendo el libro de Las Moradas en el convento de Segovia, vi, desde la puerta de su celda, adonde estaba esperando si quería algo, que tenía el rostro con una luz muy clara y de ella salían unos resplandores como rayos dorados... hasta las doce de la noche, que dejó de escribir; al punto que dejó el cuaderno, se le quitó el resplandor. Y cuando escribía iba tan de priesa y sin detenerse a borrar ni enmendar que bien parecía ser cosa milagrosa".

Refiérese de la M. María del Nacimiento que "entrando una noche a darle un recado, vido como comenzando a escribir un cuaderno que estaba en blanco, acertó a llegar a las primeras letras que escribía en él , y quitándose los anteojos para oir el recado, antes de abajar las manos se quedó arrobada en aquella postura que le cogió el recado y estuvo algunas horas en aquel arrobamiento, y que la dicha M. María del Nacimiento estuvo presente sin apartarse un punto de mirarla, asombrada de ver tan gran arrobamiento. Y a cabo del él, cuando volvió en sí, vido que el papel que antes estaba en blanco le tenía escrito de su misma letra; y como la Santa vido que la dicha Ma. del Nacimiento la había visto, por que no echase de ver lo escrito, al descuido arrojó en una arquilla el dicho cuaderno". 

El testimonio es indirecto, de Ana de los Ángeles, y en su imaginación acrecentó la nota que con más sencillez expuso la propia Ma. del Nacimiento con estas palabras: "De la manera que esta testigo vio que escribía era con gran velocidad y con tan gran hermosura en el rostro, que a esta testigo la admiraba; y estaba tan embebida, que aunque allí junto se hiciese algún ruido no la estorbaba",
He aquí como nacían las leyendas.

Introducción a Las Moradas (Obras Completas) II
Fr. Efrén de la Madre de Dios, ocd

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