Por la nada he de ir a nado,
que es un mar muy sosegado,
que aun minado se halla el oro,
de la perfección tesoro,
que es hoy de pocos buscado.
Si tengo alguna afición,
ella me basta a impedir,
pues me prenda el corazón:
quiérome pues despedir
de todas sin remisión.
Morir tengo a todas ellas,
pues son como unas centellas,
que si no se apagan luego,
vienen a encender tal fuego,
que sube hasta las estrellas.
A oscuras quiero quedarme
y del todo despojarme
de cualquiera luz criada,
pues muy mejor apagada
podré con ella alumbrarme.
Es cosa para admirar,
que para el todo tener,
todo lo he de renunciar,
y para venir a ver,
primero me he de cegar.
Diego de Jesús, ocd. Siglo XVII
No hay comentarios:
Publicar un comentario