Los cedros tienen más ardor, apenas
ha entrado por los bosques el Amado.
Viene henchido de estambres de azucenas,
con el hombro de pájaros cansados
y con las sienes y las manos llenas
de resinas, de lirios y de prados.
Amado fiel, por donde pasas, dejas
un reguero de rosas y de abejas.
Las yerbas que no ven que tú pisas,
te han confundido con un ciervo, Amado...
Entrémonos en la espesura. Como no avisas
no tengo más albergue que este prado,
pero tú, que si quieres improvisas
una siembra de trigo y un brazado
de amapolas y heno para el cuello,
ven a tenderte sobre mi cabello.
Manuel Alonso Alcalde
basado en "Cántico Espiritual" de San Juan de la Cruz
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