miércoles, 7 de mayo de 2014

La mi Maribobales...

Llegaba una vez de improviso la Madre a un convento, y una freila (*) pidió licencia a la priora para gastar una broma a la santa Madre: "Yo me vestiré de obispo y le saldré al encuentro, diciéndole que soy el obispo D. Álvaro de Mendoza." 



La santa que vio ante sí a tal obispo, siguió la broma, haciendo reverencias y saludando a las que hacían de pajes. Fue acompañando a su obispo hasta la pieza de recreación, donde era el recibimiento oficial, y allí la Santa se hincó de rodillas y con gracia dijo al tal obispo: "Deme vuestra señoría su bendición".  La freila, muy formalota, se la echó y le dio a besar la mano, retirándola al momento que se la iba, efectivamente, a besar, y dijo: "Levántese, que no se lo decimos por tanto! 

Levantóse la Madre y dijo con la boca llena de alegría: " La mi Maribobales con estas gracias se me va al cielo".


(*) Freila: religiosa lega, que no participa del coro.



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