Un hurto piadoso. El único bagaje de la Fundadora lo constituía la ropa de sacristía que adquirieron en Valladolid de una manera original. Cuenta Gracián que "al ir a salir ya de aquella casa, por mortificar a la priora, que era muy amiga de tener su sacristía con muchos ornamentos, y porque íbamos bien faltos de ellos a la fundación de Burgos, mandé a las monjas que iban a la nueva fundación, que tomasen todo lo que pudiesen de la sacristía y me lo diesen a mí. Y como ellas eran poco diestras en el tomar a escondidas y extranjeras en el convento, una tomaba una dalmática de un terno, dejándose lo demás; otra se turbaba y la hallaban con el hurto en las manos; y de este modo allegamos cosas que allá hacían daño y acá poco provecho. Y cuando en Palencia lo descubrimos a la Santa Madre fue tanta la risa y la gracia con que hacía contar a las monjas los sobresaltos que habían pasado, que fue harta recreación.
Monjas carmelitas descalzas de Toledo en recreación.
Y mucha más fue cuando María Bautista y las monjas, echaron de menos lo que les faltaba, enviando por ello, con muchas coplas y y romances hechos al propósito, que entretuvieron el camino. Y yo nunca se los quise dar sin que nos dieran cincuenta ducados para ayudar en las costas del camino y gastos de la fundación, aunque yo quería ciento; mas la Madre lo concertó así, porque era tan comedida o encogida, por mejor decir, que aunque tenía mucha necesidad para las fundaciones y para los caminos, si las prioras no se convidaban a darle algo, padecía su pobreza y callaba; y la de Valladolid tenía que dar más que otro ningún convento, y con ser sobrina y tan querida de la Madre, la priora de allí era en esto algo corta, y no en darle avisos." La Santa, para decirlo en una palabra, la llamaba "allegadora de su casa."
Anécdotas Teresianas
Alfonso Ruiz
Gracias, por vuestro compartir.
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