Estás, María,
llena de gracia,
cantas al Niño
gozosas nanas.
Fuego de amor
tu seno abraza,
y se hace música
en tu garganta.
El Niño duerme.
Tú al Padre alabas.
Su hermoso cuerpo,
lleva la sabia
del templo virgen
de tus entrañas.
Tu corazón,
alegre, danza;
tus tiernos pechos
la leche manan,
y está tu espíritu
en dulce calma.
Llegan pastores
de las montañas,
riela en sus ojos
antigua escarcha.
En sus zurrones
gran esperanza
de contemplar
al Sol del alba,
rey de los ángeles
de blancas alas.
Ahí está el Niño,
en pulcras sábanas,
¡Qué bello es!
¡Qué paz emana!
Los pastorcillos
sienten el alma
subida al cielo,
reconfortada
y, alborozados,
gritan ¡Hosanna!
Y Tú, María
llena de gracia,
guardas silencio
emocionada.
Estas noticias
extraordinarias
las atesoras
para el mañana.
Tu interior reza
¡Dios mío! ¡Hosanna!
Emma Margarita R.A.- Valdés
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