lunes, 26 de abril de 2010

ERA VARÓN...Y DE LOS MUY BARBADOS !!

Era la Santa tan sin melindres que espantaba a los propios varones, que, por principio desdeñaban a las mujeres, y así alguien dijo que no era mujer, sino varón y de los muy barbados.

La anécdota es de primera mano, y la refiere Domingo Bañez: "Fray Pedro Fernández, siendo hombre muy legal y recatadísimo de falsos espíritus, tratando con la M. Teresa de Jesús, a quien con mas miedo que este testigo comenzó a examinar, al fin se venció y dijo que, en fin, Teresa de Jesús era una mujer de bien, y que la M. Teresa de Jesús y sus monjas habían dado a entender al mundo ser posible que mujeres puedan seguir los consejos evangélicos. Y otro Maestro, fray Juan de las Cuevas, visitó las dichas monjas descalzas y las amparó. Y otro Maestro, llamado fray Juan de Salinas, dijo una vez a este testigo: ¿Quién es una Teresa de Jesús, que me dicen que es mucho vuestra? No hay que confiar en virtud de mujeres.  Pretendiendo en esto hacer a este testigo recatado, como si no lo estuviera tanto y más que él.   Y este testigo respondió: Vuestra Paternidad va a Toledo y la verá y experimentará que es razón tenerla en mucho. 
Y así fue que estando en Toledo una Cuaresma entera, la comenzó a examinar, y con ser hombre que predicaba casi cada  día, la iba a confesar casi todos los días e hizo de ella grandes experiencias.
Después encontrándose este testigo en otra ocasión, le dijo: ¿Qué le parece a V. P. de Teresa de Jesús?  Respondió con gran donaire diciendo:
¡Oh! ¡Habíadesme engañado!, que decíades que era mujer; a la fe, no es  sino hombre varón y de los muy barbados. (1)

(1) Domingo Bañez, Proc. Salamanca, 1591, a. 4

La herencia teresiana
Fr. Efrén J. M. Montalva

miércoles, 21 de abril de 2010

TERESA Y EL DIVINO NIÑO

Cuenta la leyenda que en cierta ocasión se le apareció a Sta. Teresa de Jesús el Niño Jesús en la celda, al tiempo que tañía la campana para un acto de comunidad, y que la Santa, sin más, dejó al Niño plantado y ella se fue.


Parte esta leyenda de que las apariciones eran localistas, cuando en verdad son en el alma y a cualquier tiempo y doquier. Mas con esto se pondera la gran estima que la Santa de la obediencia y que para ella era más cierta la voz de la obediencia que la voz interior, por cierta que fuese. La Santa menciona a una negra devota que ponía ante todo el comulgar; y apostilla: "Comulgaba cada día y no tenía confesor particular, sino una vez iba a una iglesia a comulgar, otra a otra. Yo notaba esto, y quisiera más verla obedecer a una persona que no tanta comunión." (1)   Y dio este aviso general: "Para ir mereciendo más y más, la seguridad que podemos tener es la obediencia y no torcer la ley de Dios". "Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio , no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; esta es la verdadera unión con su voluntad". (2)


(1) Fundaciones 6,18
(2) Moradas 3, 1 y 11


La Herencia Teresiana
Fr. Efrén J. M. Montalva

jueves, 8 de abril de 2010

CUANDO PERDICES, PERDICES.

Pasando  por Manzanares fue invitada a comer en casa de un bienhechor, que le preparó una mesa repleta de perdices. Las mozas que servían la observaban y quedaron atónitas cuando la Santa Madre, sin remilgos, asió de las perdices y comenzó a comer de ellas, y respondiendo al asombro,dijo:
"Los santos a tiempo: Cuando penitencia, penitencia; cuando perdices, perdices.



Aunque no es histórico el incidente de las perdices, la leyenda se funda en la amplitud de la Santa, que cedía al máximo en el regalo del cuerpo, con tal que fuese para servir con ello mejor a Dios. Ello se vio principalmente en la interpretación que hizo de la Regla, recordando un principio de la misma que dice: "A necesidad no hay ley". Y en consecuencia concluía: "Si huviera menester siempre carne, poco importa que la coma, aunque sea en Cuaresma, que no va contra la Regla cuando hay necesidad, ni en eso se aprieten. Virtudes pido yo a nuestro Señor me las dé, en especial humildad y amor una con otras, que es lo que hace al caso". (Carta 403,6)

La Herencia Teresiana
Fray Efrén J. M. Montalva