Fue alejada la Santa a un convento remoto, y se halló tan a gusto y tan feliz, que no quería volver a Ávila.
Se refiere al retiro de Malagón, donde fue enviada por el P. Ángel de Salazar, y allí dirigió las obras del convento, el único de los suyos "levantado del polvo", hecho de planta. Allí pasó tres meses alejada de los negocios de la descalcez, y escribía al P. Gracián, aludiendo a las llamadas que le hacían desde Ávila:
"Aquí hay una gran comodidad para mí que yo he deseado hartos años ha; que aunque el natural se halle solo sin lo que le suele dar alivio, el alma está descansada. Y es que no hay memoria de Teresa de Jesús más que si no fuese en el mundo. Y esto me ha de hacer no procurar irme de aquí, si no me lo mandan; porque me veía desconsolada algunas veces de oir tantos desatinos; que allá en diciendo que es una santa, lo ha de ser, sin pies ni cabeza. Ríense porque yo digo hagan allá otra, que nos les cuesta más de decirlo". (1)
(1) Carta 307
LA HERENCIA TERESIANA
Fr. Efrén J. M. Montalva