domingo, 15 de noviembre de 2015

Dolores de parto

Contaba un día la Madre cómo en un convento había encargado mucho a la tornera:

- Hágame merced de llamarme cuando llegue mi confesor, y cate que lo guarde muy en secreto.

Y añadió como lo contaba:

-Apenas se lo dije cuando ya lo sabía todo el convento. Esta flaqueza, aunque es común a muchos, lo es particular en las mujeres, que son de arte que en recibiendo un secreto  luego les da como dolores de parto hasta sacarle a luz.


La herencia teresiana
P. Efén J. M. Montalva

jueves, 20 de agosto de 2015

Asomos y primicias

En la casa de sus padres.
La felicidad de Don Alonso Sánchez de Cepeda fue cortada cuando apenas se empezaba a tejer. En poco más de dos años habíase duplicado su hacienda. Sus 370.000 mrs. primeros eran ahora 773.872, merced a los arrendamientos bajo la dirección de su padre, Don Juan Sánchez de Toledo, además de la dote y herencia de su difunta esposa, Dª Catalina del Peso, que pasaba de 400.000 mrs.
La cantidad total que poseía al morir su mujer era de 773.872 mrs, para tener ina aproximación a esta cantidad digamos que los zapatos que llevaba don Alonso en la boda de su hermano le habían costado 119 mrs.

Con razón, pues, se decía que "era rico e cabdaloso e por tal era tenido y havido e comúnmente reputado" (1) . Cuando quedó viudo sólo contaba veintisiete años; su situación le obligaba a pensar en otra mujer para dar vida a su hogar.

En Olmedo, villa fuerte de los campos leoneses, moraba Dª Beatriz de Ahumada, a la sazón de doce años. Su padre tenía numerosas posesiones en la jurisdicción de Ávila y en esta ciudad estaba emparentado con varias familias.
Dª Beatriz era prima en tercer grado de la difunta esposa de Don Alonso, y este parentesco ocasionó, sin duda, el conocimiento y el trato entre los dos. Ella parecía, a pesar de su corta edad, una persona mayor. De educación hogareña, había crecido recatada y discreta, en el severo ambiente de un hogar visitado por el dolor, dado que la muerte había segado la vida de sus jóvenes hermanos y de su propio padre. Ella misma, amenazada de continuo en su delicada complexión, lucía en su semblante una dulcísima gravedad que llenaba de encantos su extremada hermosura.

Los ojos pensativos de Don Alonso se posaron sobre ella, y la amó. Dos vidas tan desiguales se enlazaron con rara vehemencia. Por el otoño de 1509 se comprometieron. Don Alonso obsequió a su prometida con joyas "en oro e vestidos hasta en cantidad de 50.000 mrs." (2) .

El día 14 de noviembre se formalizaba una Carta de Arras por la cual D. Alonso se obligaba a dar a su esposa, "por honra de su virginidad e acrecentamiento de su dote, mil florines de oro e de justo peso e valor de la ley e cuño de Aragón" (3) , y Dª Beatriz se dotaba con 600.000 mrs. en muchas posesiones, que más tarde se acrecentarían con nuevos títulos de herencia.

La boda se celebró pocos días después en Gotarrendura, lugar de la Moraña, cuatro leguas al norte de Ávila. Los padres de Dª Beatriz tenían allí sus grandes posesiones con casas y renteros. Era un marco adecuado para aquellas nupcias. Para los sencillos aldeanos era un acontecimiento. No dejarían de asistir algunos allegados de ambas familias, pero el el banquete sobresalía la nota pintoresca de los aldeanos. Uno de ellos recordaba muchos años después con manifiesta fruición "que comió de las gallinas de la boda".  No menos entusiastas comentarios atraían los vestidos de Dª Beatriz: "iba muy ricamente vestida en seda e oro", ponderaba uno, y el sacristán había averiguado "que el dicho Alonso Sánchez le había dado todo aquello que llevaba e otras muchas joyas", y aún corría la voz de que "se lo había dado al tiempo que con ella se desposó" (4).

Con aquel regocijo inocente, encuadrado en el severo marco otoñal de una aldea avilesa, se iniciaba una fase gloriosa en la vida de dos predestinados que la providencia de Dios había escogido para dar al mundo una mujer singular.



Tiempo y Vida de Santa Teresa, cap. 2, art. 1

(1) Pleito de 1544 - Declaración de Pedro del Peso.
(2) idem
(3) Id. - Firma como testigos F. Mexia, P. Sánchez de Cepeda y J. Camporrio. El florín era llamado así porque
      ostentaba en el anverso una flor de lis, era de oro y valía 10 reales y 25 mrs. (maravedíes) de plata.
(4) Id. - Declaración de Sebastián Gutierrez.

martes, 21 de julio de 2015

Freilas contentas

Cuando la madre llegaba a los conventos, llamaba a las freilas a la recreación y las mandaba cantar. Una de las del coro replicó:

- ¿Y cómo Madre, no nos manda a nosotras que cantemos? -

Y la Santa respondió:

- Porque mis apóstoles (así llamaba a las freilas) trabajan mucho y no pueden asistir al coro como ellas, y en el modo de cantar conozco si están contentas en su vocación.


Fuente: La herencia teresiana de Efrén J. M. Montalvo ocd
La imagen es de las monjas Carmelitas Descalzas de Quito-


martes, 2 de junio de 2015

De devociones bobas...

Santa Teresa era alérgica a las devociones complicadas. Hizo famoso aquel dicho: "De devociones bobas nos libre Dios" (1) . 

Detestaba ciertas sensiblerías que suelen mezclarse con el culto:

"Comencé a hacer devociones de misas y cosas muy apropiadas de oraciones, que nunca fui amiga de otras devociones que hacen algunas personas, en especial mujeres, con cerimonias que yo no podía sufrir y a ellas les hacía devoción" (2).

Cerimonia, como aclaraba Covarrubias (3) , se decía en general "el modo y términos de honrar a Dios con actos exteriores".

(1) Vida 13,16
(2) Vida  6, 6
(3) Diccionario español, obra del erudito Sebastián de Covarrubias, publicado en 1611.

La Herencia Teresiana
P. Efrén J. M. Montalva ocd






jueves, 21 de mayo de 2015

SANTA MARIAM DE JESÚS CRUCIFICADO


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Oh Espíritu Santo, inspírame,
Amor de Dios, consúmeme,
por el buen camino guíame.

María, Madre mía, socórreme,
con Jesús, bendíceme,
de todo mal, de toda ilusión.
de todo peligro, presérvame.

Amén







martes, 3 de marzo de 2015

La primera doctora “honoris causa” por la Universidad de Salamanca

El 10 de enero de 1922, el obispo de Salamanca, doctor De Diego y Alcolea, dirigió al rector y claustro de la universidad una petición en la que solicitaba que la universidad proclamara que Santa Teresa de Jesús era acreedora a ostentar en su imagen los emblemas doctorales. En la sesión de claustro ordinario celebrada el 4 de marzo del mismo año, bajo la presidencia del vicerrector, don Miguel de Unamuno, tras oír el dictamen de la comisión de claustrales leído por el profesor de literatura, doctor García Boiza, se acordó "conceder por aclamación a la santa el título de doctora honoris causa de la universidad, y celebrar un acto literario."

Este se celebró con la máxima solemnidad en el paraninfo de la universidad, el 6 de octubre de 1922.

El propio rector, doctor Maldonado, en un excelente discurso expuso los méritos de Santa Teresa, que justificaban el hecho de que, como había propuesto la comisión de claustrales, "la gloriosa Universidad de Salamanca empezara el ejercicio de su régimen autonómico con la concesión del título honoris causa a nuestra gran compatriota".

Contestó el obispo de la diócesis con un breve e inteligente discurso titulado: "Cómo contestaría Santa Teresa, por mandato del señor obispo de Salamanca, a la declaración de doctora honoris causa de la universidad".

También pronunciaron discursos laudatorios el señor arzobispo de Valladolid, doctor Gandásegui; el presidente del Gobierno, señor Sánchez Guerra, y su majestad el rey Alfonso XIII, que, con la reina Victoria Eugenia, presidió el acto al que, por razones fáciles de comprender no asistió Unamuno.

Este solemne acto académico fue acompañado de otros de muy diverso carácter: misas, sermones, procesiones, audiciones musicales, fuegos artificiales, corridas de toros, etc., culminando todo ello con la imposición a la imagen de la Santa, en Alba de Tormes, del precioso birrete doctoral y de la pluma de oro, por sus majestades los reyes.

Los méritos de Santa Teresa, que el obispo de Salamanca invocó para considerarla digna del doctorado honoris causa, fueron: "las bellezas literarias de sus escritos", "la profundidad y sublimidad de sus conocimientos teológicos" y "las virtudes heroicas que hacen de ella algo así como un símbolo o expresión del carácter y virtudes de nuestra raza".

De ellos, el que más resaltó la comisión de claustrales y también el rector fue el último, sobre el que precisamente ya habían llamado la atención dos tan grandes buceadores del pensar y del vivir español como Azorín y Unamuno.

En el dictamen, en efecto, se habla de "intrepidez", "sublime tenacidad" y "magnanimidad", y el rector Maldonado habla de "corazón apasionado", imaginación vehemente", "agudísimo ingenio", inquietud espiritual", "avasalladora pasión por todo lo grande" y "espíritu andariego", relacionando todo ello con lo que llama "quijotismo racial".

(...)

Nada extraña, pues, que vivos aún los tres principales méritos de Santa Teresa que en 1922 vieron los profesores de la Universidad de Salamanca, otras universidades de diversas naciones, con motivo del V Centenario de su muerte, hayan decidido otorgarle el doctorado honoris causa
en el I Congreso Internacional sobre Santa Teresa de Jesús y la Mística Española, que este mes se celebra en Pastrana (España).

Autor: Alberto Navarro González (1917 - 1990)
Fuente: Diario El País del 14 de Julio de 1982.





sábado, 28 de febrero de 2015