domingo, 25 de diciembre de 2011

Santa Teresa de Jesús en las Navidades de 1568


En Valladolid, en casa de doña María de Mendoza, donde residía temporalmente la comunidad de carmelitas descalzas de la Cuarta fundación.

Atestigua Casilda de la Concepción (de Padilla), que entonces era novicia: 

"Una mañana de la Calenda, víspera del Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, hizo una plática a todo el convento, tan eficaz y maravillosa, que todas a una voz decían que el más docto del mundo y más santo no podía haber dicho las maravillas que a ella le habían oído."

El cronista oficial de la Orden dice que Santa Teresa trató en aquella plática de 
"las lágrimas del Niño, la pobreza de la Madre, la dureza del pesebre, el rigor del tiempo, y las descomodidades del portal, con espíritu y fervor tan grande que salieron todas no sólo consoladas y alegres, sino desafiando y llamando a voces los trabajos."

Añade Francisca de Jesús, por entonces joven novicia: 

"diciendo una lección, le resplandecía el rostro con más claridad que la vela".

Padre Fray Antonio Jesús Benéitez Domínguez 

PARA NAVIDAD

Belén de las Carmelitas Descalzas de Palmas de Mallorca

Pues el amor
nos ha dado Dios,
ya no hay que temer,
muramos los dos.

Danos el Padre
a su único hijo:
hoy viene al mundo
en pobre cortijo.
¡Oh gran regocijo,
que ya el hombre es Dios!
no hay que temer
muramos los dos.

- Mira, LLorente,
qué fuerte amorío,
viene el inocente
a padecer frío;
deja un señorío,
en fin, como Dios,
ya 
no hay que temer
muramos los dos.
 

- Pues ¿cómo, Pascual,
hizo esa franqueza,
que toma un sayal
dejando riqueza?
Mas quiere pobreza,
sigámosle nos;
pues ya viene hombre
muramos los dos.

- Pues ¿qué le darán
por esta grandeza?
- Grandes azotes
con mucha crudeza.
- Oh, que gran tristeza
será para nos;
si esto es verdad
muramos los dos.

- Pues ¿cómo se atreven
siendo Omnipotente?
¿Ha de ser muerto
de una mala gente?
- Pues si eso es, Llorente,
hurtémosle nos.
- ¿No ves que Él lo quiere?
muramos los dos.
Santa Teresa de Jesús


martes, 13 de diciembre de 2011

La MUERTE DE SAN JUAN DE LA CRUZ

Las horas del reloj de la iglesia del Salvador en Úbeda, Jaén, marcaban las 12 de la noche, invitando al paso del 13 al 14 de Diciembre de 1591.


Un fraile salió de la celda en la que se encontraba fray Juan de la Cruz, para tocar a maitines. Al oír las primeras campanadas el fraile enfermo preguntó:


- ¿A qué tañen? -  
Tras escuchar la respuesta exclamó:


- ¡Gloria a Dios, que al cielo las iré a decir!


Acto seguido, puso sus débiles labios en el crucifijo que sostenía entre sus manos y musitó:


- Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu.


Inclinó la cabeza, y al momento expiró. Su frágil cuerpo repleto de llagas, maloliente, comienza en ese momento a despedir olor a rosas.



Pintura de Carmel Maranathá, Valle Bravo


Crisógono de la Cruz, ocd
Vida y milagros de nuestro Padre San Juan de la Cruz.