miércoles, 25 de julio de 2012

TERESA DE JESÚS, HÁBLANOS DE TU AMOR A LA IGLESIA

Barquilla zarandeada en medio de las olas, la Iglesia, tan amada y tan rechazada. Envuelta en la fragilidad recorre como pobre y discípula el camino hacia la mesa donde se reparte el Pan y la Palabra. Cargada de años en algunos lugares, apenas estrenada en otros, encuentra siempre novedad y frescura en su Señor Resucitado. Muchos cristianos, lejos de la Iglesia, están a falta de un amor grande que renueve sus vidas. A Teresa la Iglesia se le ilumina poco a poco. Al principio se siente más como espectadora, como si la Iglesia fuese cosa de otros. Pero luego la descubre como su familia, de la que forma parte, se mete en ella, se responsabiliza, y de qué manera. Ve a su amada Iglesia rota, dividida. El dolor y el amor penetran su alma. Grita: “¿qué puedo hacer yo?”, pone todo lo que es al servicio de la Iglesia y busca ayuda como una enamorada que quiere sean cada vez más los que amen y sirvan a la Iglesia. Y al final, el gozo, el tremendo gozo, de morir como hija de la Iglesia.

“¡Oh hermanas mías en Cristo! Ayudadme a suplicar esto al Señor, que para eso nos juntó aquí; éste es vuestro llamamiento, éstos han de ser vuestros negocios, éstos han de ser vuestros deseos, aquí vuestras lágrimas, éstas vuestras peticiones….Estáse ardiendo el mundo ….No es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia” (Camino 1, 5).

TENEMOS QUE SER TALES QUE SEAMOS ALGO PARA LA IGLESIA

Pedro Tomás



Tomado de la página de Facebook de las Carmelitas Descalzas Asociación Luján

jueves, 5 de julio de 2012

La Señora de la Mano Limpia

Custodiando sus intimidades, las verdaderas almas de Dios van por la vida con memoria de cielo.  Una agonía pequeña las consume de progreso y cualquier tiempo pasado pierde valor por las ansias. De ahí que fray Juan tardara en contar cuarenta años esta aventura que vivió - posiblemente en Fontiveros - como milagro nunca reconocido por él, aunque así lo refieran dos testigos de su palabra: fray Martín de la Asunción y el padre Luis de san Ángel.

En Castilla hay muchas lagunas cenagosas donde juegan los niños, como Juan y sus amigos, a lanzar a modo de flechas varitas de junco o de mimbre que el agua recibe y luego vomita entre inocentes apuestas de ver quién tuvo más fuerzas, quién llegó más lejos.


Parece que Juan apunta a la distancia desde el principio: tendrá que mojarse si quiere recuperar su mimbre. 

Es el ganador, pero al avanzar pierde el equilibrio y la espesura del barro lo atrapa fácilmente: mientras más lucha por salir más grande es la huella hacia lo hondo.

Asustados sus compañeros de juego piden ayuda mientras Juan, extrañamente quieto, contempla la imagen de una Señora que le ofrece el socorro de su mano limpia y él no se la quiere dar por no ensuciársela.


Un labrador, posiblemente el padre de uno de los chicos, vuelve de faenar con sus aparejos de labranza y enseguida auxilia, valiéndose de la aguijada, a quién luego templaría mejor que nadie el ahogo de la vida hasta llegar a la paz que da el Amado. Ahora tiene cinco años y a esa edad el peligro es también un niño.

... El tiempo es la mejor manera de ver las cosas sin el aprieto de la emoción.  Tuvieron que pasar cuarenta años para que fray Juan se atreviera a revelarnos aquella disciplina que iba a domesticar la elegancia de toda su vida: preferirá morir cien veces a hacer daño, ni siquiera el mínimo daño de manchar con la mano propia la mano de los otros.
¿Dónde estará aquella laguna del primer despojo? Nadie ha podido señalar el sitio donde comenzaron en el hombre temprano sus delicadezas. Probablemente los primeros gestos sean, como las primeras miradas, una inconsciencia. Pero el hecho que nadie pueda responder quizá sea una señal para que nos miremos hacia dentro en busca del agua y de la mano, del ahogo y de la finura de permitirlo con tal de no manchar.  Al fin este señorío tiene siempre el premio de una aguijada salvación.

Fray Pedro Villarejo - Que voy de vuelo (biografía literaria de San Juan de la Cruz)


martes, 3 de julio de 2012

Santa Teresa y la Virgen Bienaventurada


"Guardamos la Regla de nuestra Señora del Carmen... Plega al Señor sea todo para gloria y alabanza suya, y de la glorioso Virgen María, cuyo hábito traemos"
                                           Teresa de Jesús - Vida 36, 26-28


Julio mes de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo



domingo, 1 de julio de 2012

TALLA DE SANTA TERESA DE JESÚS







Santa Teresa de Jesús, talla realizada por Gregorio Fernández para el Carmen Calzado de Valladolid en 1614 con motivo de su beatificación, actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid